Con la llegada del frío, los niños tienden a pasar más tiempo en el interior, a menudo realizando actividades sedentarias. Sin embargo, su necesidad de actividad física (dieta sensorial) no disminuye. Si el clima te mantiene adentro, busca oportunidades dentro de tu hogar. Establezca carreras de obstáculos simples usando mantas, almohadas, cojines de sofá y/o colchones viejos. Desafíe a su hijo a moverse a través de él de diferentes maneras (hacia atrás, de lado, con los ojos cerrados). Convierta la actividad en un juego haciendo que su hijo cargue algo a lo largo del curso, como llevar personas a un vehículo o piezas de un rompecabezas.
Llene parcialmente un recipiente de plástico grande o una pequeña piscina para niños pequeños con frijoles, lentejas, arroz o arena. Esconde objetos pequeños para que tu hijo los encuentre. Puede hacer que sea más difícil colocar una sábana sobre el recipiente y pedirle a su hijo que busque debajo y encuentre objetos sin mirar. Juegue con jabón en espuma rociándolo sobre una mesa o bandeja, alíselo y luego deje que su hijo dibuje con el dedo, conduzca vehículos o lave figuras pequeñas. Si no encuentra jabón en espuma, puede usar crema de afeitar. Hemos encontrado que el aroma de lima-limón es el menos abrumador.
Si tenemos la suerte de tener una buena nieve, andar en trineo y construir un muñeco de nieve brinda oportunidades divertidas para el trabajo pesado (propioceptivo).
Haga una limpieza de primavera temprana, involucrando a su hijo en mover muebles; sacar los libros de los estantes (para quitarles el polvo) y luego volver a colocarlos. Los equipos simples para el hogar, como un mini trampolín, un túnel o una pelota Hoppity, pueden agregar variedad a un programa para el hogar. Si desea establecer una sala sensorial en el hogar, hable con el terapeuta de su hijo acerca de una consulta, ya sea en la oficina o en su hogar.