Cuando muchas personas piensan en la “terapia del habla”, la asocian con el tratamiento de los trastornos de la articulación, esos niños que dicen “wabbit” por “rabbit” o “Thally” por “Sally”.

Si bien el tratamiento de los trastornos del sonido del habla es parte de lo que hacen los patólogos del habla y el lenguaje (también conocidos como terapeutas del habla), también cumplen muchas otras funciones. Otros aspectos de la profesión incluyen:

  • Idioma—Esto implica retrasos o deficiencias en el vocabulario, sintaxis/gramática, lenguaje descriptivo, etc. Los niños con un trastorno del lenguaje pueden tener problemas para seguir instrucciones, expresarse oralmente o por escrito, o comprender un lenguaje no literal.
  • Fluidez (“tartamudeo”): los trastornos de la fluidez implican una cantidad excesiva de repeticiones, prolongaciones, interjecciones o revisiones en el habla de un niño. La terapia de fluidez implica comprender cómo se produce el habla e incorporar estrategias para manejar o reducir las disfluencias del habla.
  • Lectura/escritura: los terapeutas del habla pueden evaluar los trastornos en la lectura (procesamiento fonológico, velocidad, precisión y comprensión) y la escritura (ortografía, uso de lenguaje descriptivo) y brindar terapia que aborde estas habilidades desde una perspectiva multisensorial.
  • Pragmática: los niños con trastornos pragmáticos tienen dificultad para usar el lenguaje de manera adecuada en varios escenarios sociales. La terapia para los trastornos del lenguaje pragmático implica juegos de roles y aprendizaje experiencial con diferentes temas, entornos y compañeros de conversación.
  • Alimentación y deglución: los terapeutas del habla trabajan como parte de un equipo para evaluar y remediar los problemas de alimentación y deglución, tales como: disminución de la fuerza y coordinación oral-motora, dificultad para masticar, dificultad para mover los alimentos de la boca a la garganta, problemas con ciertas texturas de los alimentos , y comer “quisquilloso”.
  • Voz: los niños con trastornos de la voz pueden tener una voz ronca, una voz hipernasal o una voz hiponasal. Los terapeutas del habla pueden enseñarle a un niño cómo usar su voz de una manera más productiva y también pueden referir a un niño a un otorrinolaringólogo para descartar cualquier crecimiento dañino que pueda afectar la calidad vocal.
  • Procesamiento auditivo: los niños con trastornos del procesamiento auditivo experimentan deficiencias en su capacidad para distinguir y discriminar los sonidos del habla. Estos niños pueden tener problemas para seguir instrucciones de varios pasos, tener malas habilidades de lectura y ortografía, o pedir que se repitan con frecuencia. Los terapeutas del habla usan actividades de escucha para ayudar a remediar los déficits y proporcionar a los niños estrategias compensatorias.