Thomas: Thomas tenía cinco años cuando llegó por primera vez a terapia ocupacional. Sus padres lo describieron como un “buen niño”. Nunca se había metido en ningún problema. Thomas nunca se había levantado solo de la cama. Si lo ponían en su habitación, allí se quedaba. Thomas tendía a ser callado y, aunque tenía un vocabulario amplio, tardaba en responder a las preguntas o en los intentos de entablar una conversación. Fue inconsistente al responder a su nombre y tuvo un efecto plano. En la escuela parecía perdido, desconectado. Thomas a menudo buscaba apoyo físico adicional en su entorno apoyándose en los muebles, colgando las piernas sobre los brazos de una silla o recostándose en el suelo.

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