En la última publicación, exploramos estrategias para apoyar a su hijo en vacaciones si él o ella es un buscador sensorial, pero ¿qué sucede si su hijo es más un evasor sensorial? Algunos niños tienen sistemas nerviosos sensibles que se abruman fácilmente. Dependiendo del niño, pueden demostrar una actitud defensiva sensorial y/o una regulación/modulación sensorial deficiente. Como resultado, se necesita una planificación cuidadosa para que unas vacaciones sean un éxito.

1. Establezca rutinas familiares. Los niños con defensividad sensorial se benefician de la previsibilidad y
familiaridad. Establece una rutina a los días. Al pensar en el día
actividades, menos suele ser mejor para este niño. Si estás usando
apoyos sensoriales (protocolo de presión profunda, dieta sensorial, terapia
escuchando, etc.) Continúe con estos y pregunte a la ocupación de su hijo.
terapeuta si se deben hacer ajustes al programa que está
implementando actualmente. Empaque su ropa favorita, jabón, champú, pasta de dientes. Recuerde gafas de sol y gorro si su hijo es sensible al sol.

2. No presione las interacciones con los familiares. Para muchos niños, visitar es abrumador para personas que no conocen muy bien: personas con ganas de abrazarlos y besarlos o incluso levantarlos; personas que pueden ser ruidosas; casas que pueden oler raro; alimentos diferentes a los que están acostumbrados, etc. Hágales saber a sus familiares lo que funciona para su hijo: déjelos iniciar cualquier interacción física; establecer un lugar seguro y tranquilo si lo necesitan; traiga artículos familiares para que dormir (almohada, manta), jugar y comer sea cómodo.

3. Planifique los tiempos de inactividad. Recuerde que incluso cuando su hijo está
pasar un buen rato, aún puede ser agotador para sus sistemas nerviosos
y requieren un tiempo de tranquilidad para recuperarse. Si está de gira por una ciudad concurrida, busque un
lugar tranquilo para comer, volver a la habitación del hotel o jugar un rato en un parque. dando un sensible
el tiempo de los niños para reagruparse puede ayudarlos a manejarse mejor y reducir/prevenir los colapsos. Hace años cuando tomé mis siete
hijo de un año a Disney World, fuimos al parque cuando abrió y
se quedó hasta la hora del almuerzo. Luego volvimos al hotel y a la piscina para
la tarde, regresando al parque al final de la tarde, lo que hace que la experiencia sea mucho más relajante.

4. Honre las percepciones de su hijo. Si bien puede ser frustrante para los padres, cuando los niños reaccionan negativamente a experiencias que generalmente se perciben como divertidas, es importante reconocer que sus reacciones se basan en cómo su sistema nervioso percibe la experiencia. Escúchalos y modifica tus planes. Si bien está bien exponer a su hijo a nuevas experiencias y alentar su participación con delicadeza, tenga cuidado de no obligar a su hijo a participar en una actividad que, en el mejor de los casos, es incómoda y, en el peor, desencadena una respuesta de lucha/huida/susto/paralización. Para algunos niños, la playa es abrumadora: la arena; salpicaduras, agua fría y salada; caliente sol; mucha gente. Para algunos niños, el movimiento es aterrador: ir a juegos mecánicos, esp. montañas rusas es lo último que quieren hacer.

Ir de vacaciones con su hijo que tiene un trastorno del procesamiento sensorial puede ser un desafío, pero con una planificación cuidadosa y un poco de adaptación, las vacaciones pueden ser una experiencia maravillosa para toda la familia.